El Barca retomó la senda de la victoria, pero lo más alentador para los culés no son precisamente los 3 puntos, estando la Liga prácticamente perdida, sino la forma en la que consiguieron derrotar al Villarreal, rival que además le otorga credibilidad al desempeño futbolístico. Ese funcionamiento al que los culés fueron mal acostumbrados desde hace algunos años atrás, llegando a su cumbre durante la gestión de Pep, y quedando todavía múltiples destellos durante otros mandatos como el de Luis Enrique, pero dejando prácticamente muy poco de esa exquisitez para el último año de competencia.

Pero… ¿Cuáles son los factores que realmente contribuyeron a una mejora en el funcionamiento que ilusionó a los culés? ¿Es realmente sostenible este nivel hasta que se juegue la fase definitoria de la Champions?

Es evidente que el factor presión influye, que aunque matemáticamente aún sigue siendo posible robarle la Liga al Madrid, el que entiende de esto sabe que es muy complicado que pueda suceder. Restarle una dosis de presión al juego, eventualmente contribuye a un rendimiento favorable.

Por otro lado, Setién parece haber apostado por un planteamiento alternativo, que con movimientos sencillos, obtuvo grandes cambios a la ofensiva, siendo uno de los más evidentes, el de un francés que fue campeón del mundo recientemente. No obstante, en la zona baja, continúan exponiendo enormes huecos que en esta ocasión no fueron capitalizados por el rival.

Regresando a lo positivo, Griezmann por fin denotó confianza y comodidad. Está claro que existe un gran entendimiento entre Messi y Suárez, que desde la salida de Neymar, el equipo blaugrana no ha logrado encontrar a otro candidato que complemente exitosamente el tridente ofensivo. La inclusión del francés en el plantel ilusionó a los catalanes, pero claramente no se le había percibido cómodo. Es evidente que el estilo de juego culé es completamente diferente al que Griez estaba acostumbrado con el “Cholo”, pero también ilusionaba el hecho de que, restarle labores defensivas, le dejaría canalizar casi completamente su talento hacia el frente, porque algo también se defiende en el Barca. Pero… ¿En dónde radica la diferencia? Básicamente en la libertad. Si bien en el “Atleti” realizaba grandes esfuerzo defensivos, cuando se trataba de ir al frente, siempre contó con total independencia. Hasta ahora, Setién lo había relegado en la banda sin mayor autonomía, misma que finalmente obtuvo contra el Villarreal.

Otro factor a resaltar, es el rival. El Villarreal, junto con el Madrid, es uno de los equipos más efectivos posterior a la reanudación de la Liga, pero con un estilo de juego más abierto. A cualquier equipo que propone, se le suelen indigestar los contrincantes que, como coloquialmente dicen en el mundo futbolístico, “meten el camión”. El “submarino amarillo”, como era lógico, salió a proponer de local. Con espacios, es más sencillo terminar acercándote a un juego agradable para el aficionado, y más aun siendo uno de los grandes y con un plantel plagado de figuras.

Abundando en el tema, he de mencionar la media cancha, esa misma en la que el Barca recargó gran parte del peso específico durante muchos años con el famoso tridente de Xavi, Iniesta y Sergio Busquets. Hoy solo queda uno, el cual no está precisamente pasando por su mejor momento, pero que cuando brilla, el resultado suele ser alentador. El resto de nombres actuales parecen pertenecer a la élite, pero el parámetro de sus antecesores era demasiado alto. Rakitic le ha aportado mucho al club, pero los últimos meses han sido complicados para él, a pesar de haber mejorado después de la reanudación. Vidal llega en la etapa final de su carrera. De Jong, con un estilo de juego ideal para el club catalán, pero por ahora en la congeladora debido a su lesión. Puig con un futuro alentador, pero apenas arrancando. Sergi Roberto, muy intermitente. De Arthur, ya mejor ni hablemos… Pero bueno, regresando al tema de Sergio, hay dos factores fundamentales en él que influyen altamente en el funcionamiento grupal. Primero, que la redonda pase por sus botines, y segundo, que sea efectivo en los pases. También es importante que el balón no pase en exceso por sus pies, ya que te habla de una constante circulación en la zona media y escasa profundidad, como sucedió ante el Sevilla y el Atlético, encuentros en los que acertó 87 y 95 pases respectivamente con un 92% de efectividad. Si, muchos pases acertados pero sin conectar con los de arriba. O en su defecto, lo que sucedió contra el Athletic, donde sólo conectó 52 pases de 58, bajando a 90% y con escasa participación. Ante el Villarreal logró concretar 79 pases, con un 92% de efectividad, encontrando un balance entre cantidad y calidad, y aún más importante, conexión con los de arriba.

¿Es válido que se ilusionen los culés?

Ha sido evidente que los aficionados blaugranas están esperanzados, además de conscientes de que aún está en juego el torneo más prestigioso del planeta, del cual no han podido hacerse acreedores desde el 2015, sumado a la gran decepción en Anfield del año pasado. Al no pelear la Liga hasta la última jornada, bajará considerablemente el desgaste y Setién podrá seguir realizando ajustes que le permitan mejorar el funcionamiento, y aún más importante, retomar el estado anímico positivo y demostrar que son capaces de mantener el nivel a tope. Por lo que, efectivamente, las condiciones actuales proponen un escenario en el que es altamente probable que los blaugranas puedan convertirse en serios contendientes al título continental, y por ende, ilusionar a su afición.