Que lejos están los tiempos de aquel equipo conocido como los 11 hermanos  que forjo una historia en el que se incluyó el patrocinio del sindicato de Electricistas o una venta para convertirse en el Atlético Español. Ya en épocas más recientes tuvo la mejor participación en un mundial de clubes venciendo al todopoderoso Real Madrid español con jugadores nacionales de la talla de Luis Pérez, Sergio Almaguer, José Higareda y los ecuatorianos Alex Aguinaga y Agustín Delgado entre otros.

Jugadores hoy de esa talla llegan a vestir el uniforme de los Hidrorayos pero bajo una nueva premisa, una de las principales características es que en el mercado tienen un costo muy bajo para después de afianzarse ser vendidos a equipos que abren la billetera en el periodo de transferencias o en su defecto a la MLS.

Este modelo de gestión según cifras del «portal Transfermarket» ha dejado en las arcas del equipo que juega en la ciudad de Aguascalientes casi 40 millones de dólares, entonces desde una perspectiva empresarial es un éxito rotundo ya que han generado riqueza. Pero es un equipo de fútbol y no todo es dinero ya que desde el lado de los éxitos deportivos solo cuenta con un trofeo de Copa ganado en 2016.

De jugadores mexicanos Alvarez fue al Cruz Azul, Angulo y Calderon a Chivas mientras que del mercado extranjero Barovero a Monterrey, Carlos González a UNAM, Brian Fernández a Portland, Edson Puch y Víctor Dávila a Pachuca y recientemente Mauro Quiroga a San Luis por mencionar algunos son claros ejemplos de la filosofía/política que maneja este equipo que desafortunadamente no tiene arraigo ni un público creciente y su estadio es de los más fáciles de invadir por aficiones visitantes y cuando eso no pasa las entradas son paupérrimas a excepción obvio de las visitas de los equipos grandes y populares del futbol mexicano. La afición no se identifica con el equipo, no hay jugadores que los representen ya que saben que conforme triunfen se irán a otros equipos y de leyendas ni hablamos.

El cazatalentos y/o sistema de reclutamiento del Necaxa debería ser imitado por todos los equipos del futbol mexicano que suelen traer de repente jugadores de muy poca calidad pero debería ser acompañado de amor por la camiseta, de representación de la ciudad y de pelear por títulos que acerquen a las futuras generaciones a conocer el amor por un equipo y entonces si hablar de un modelo de gestión exitoso.