¡Es ahora o nunca!

La Serie A se ha convertido en un mero trámite desde hace muchos años, con un claro dominante como la Juventus, que a pesar del paso de las temporadas, rotación de plantillas e incluso escándalos deportivos y descensos, sigue siendo «el mandón» de la competencia, viviendo la que, muy posiblemente, sea la mejor época de su historia. El único problemita se llama Champions League, torneo que si bien ya ha conquistado, se han cumplido más de 20 años desde la última vez que lo logró, y por el contrario, arrastra una racha de cuatro finales perdidas, en las cuales sólo ha marcado un par de anotaciones a cambio de siete encajados; dejando en el camino a monstruos del esférico como Alessandro Del Piero,  Pavel Nedved, Zlatan Ibrahimovic o el propio Gianluigi Buffon sin la posibilidad alzar este trofeo con la remera bianconeri, por lo mismo, este último buscará dar el partido de su vida en Cardiff para así obtener el único trofeo que le hace falta en una carrera impoluta y repleta de trofeos como la de Gigi.

En lo personal, considero que la Juventus es el mejor equipo, no sólo de Europa, sino del orbe. Avanzando con clase en las etapas previas a esta final, dejando en el camino al principal favorito para estar en Cardiff, el Fútbol Club Barcelona, a quien le dio una verdadera clase de fútbol, tanto en la ida como en la vuelta, secando a su poderoso tridente y levantando el puño como un verdadero contendiente; ya ni qué decir de la serie ante Monaco, que terminó por confirmar el estatus de favorito de los dirigidos por Massimiliano Allegri. Y es que el italiano lleva años perfeccionando este equipo y me atrevo a decir que lo ha logrado satisfactoriamente, ya que hoy, la squadra de Turín tiene una máquina perfectamente aceitada en todas sus líneas, con la interminable calidad de Buffon bajo el larguero, dinámica e intensidad en Dani Alves y Cuadrado, así como el desequilibrio y visión de Dybala, que se complementa con la contundencia de Gonzalo Higuaín, quien vivirá una noche especial, muriendo de ganas por hacerle daño a un equipo que conoce bien, pero que nunca le valoró como debía.

La clave para que los italianos salgan airosos este fin de semana es muy simple, pero al mismo tiempo compleja, deben salir a hacer lo mismo que vienen haciendo los últimos meses, ser un equipo compacto, militarmente ordenado, y por supuesto, letal e incisivo como un estoque. Esta Juventus no es aquel cuadro limitado que centraba sus esperanzas en una defensa férrea, ha evolucionado y sofisticado su estilo, la única interrogante será qué tanto les deslumbren las luces de Cardiff y lo que implica tener una final de Champions ante un «viejo lobo de mar».