Las ilusiones del equipo blanco de conseguir la décima se vieron esfumadas ante un Bayern que demostró ser más equipo. El Madrid salió del vestidor con puntería fina, sin embargo, fue el Bayern quien de principio a fin tuvo la posesión del esférico. Hoy los aficionados blancos se preguntan: ¿Cuántos millones más tendrán que invertir para conseguir la anhelada orejona? ¿Cuántos años más tendrán que pasar para volver a saborear las mieles del torneo continental?
Parece que el equipo blanco ha incrementado considerablemente su nivel futbolístico a partir de la llegada de Mourinho, sin embargo, la afición anhela poder volver a levantar la orejona antes que cualquier otra copa. Hoy el título de liga, sin haberlo conseguido, sirve de mero consuelo a una afición exigente que desea poder volver a decir, “el Madrid es el mejor equipo del mundo”.
Parece que los merengues van por buen camino. Considero que es la poca continuidad en los planteles la que los ha afectado en estos años. Técnicos campeones que tienen que salir por la puerta de atrás, grandes goleadores mal juzgados, y una afición desesperada, es lo que no permite a la directiva mantener un proyecto a largo plazo que les pueda devolver la posición de honor. Hoy presentan un proyecto que ha incrementado las expectativas que cualquier madridista tiene de su equipo.
Entrando a detalles del encuentro, creo que Mourinho presentó un planteamiento ofensivo y adecuado para la ocasión. Hoy culpo más a los jugadores, recargo la responsabilidad en ellos por no haber tenido la personalidad necesaria para tomar la pelota y no prestársela al rival. Si bien es cierto que Cristiano vacunó en dos ocasiones, posterior a esto no tuvo mucha participación en el encuentro. Ozil como siempre, corriendo todas las jugadas, y derrochando talento, pero no encontró un aliado para crear jugadas de peligro. La defensa merengue no se comportó a la altura, dejando espacios en múltiples ocasiones, agradeciendo la mala noche de Mario Gómez, quien tuvo numerables ocasiones de gol y no pudo concretar. La recuperación fue bastante limitada. El equipo alemán tuvo posesión la mayor parte del encuentro. En ocasiones el Madrid no sabía si jugaba contra el Barca, o contra el Bayern, quien poseía la bola con autoridad y talento.
Por otro lado, Heynckes planteó el partido perfecto. Si bien se vio abajo en el marcador, generó llegadas desde el principio que no supieron concretar. Bastó emparejar las acciones en el marcador global para tomar control del partido. Extraño para muchos, pero el Madrid en su casa, con su gente, y los delanteros más poderosos del mundo, no supo arrebatar la pelota al rival para generar peligro. Hoy Khedira y Xabi Alonso, quedaron a deber.
A diferencia de la primera semifinal, en esta si ganó el Futbol, ganó el espectador, los equipos se sabían poderosos y con suficientes recursos para salir a dar espectáculo. Hoy hay que reconocer al Bayern, que con ventaja en el marcador, y de visitante, no salió a especular como lo hizo el Chelsea. ¿Y por qué habría de hacerlo si tiene los recursos para atacar? Hoy la suerte estuvo del lado del mejor.
¿Qué sigue para el Real Madrid? Olvidar el pasado y concretar el título de liga, que matemáticamente todavía no tiene en la bolsa.
Hoy la afición merengue se queda con un sabor amargo en la boca, con una incertidumbre inexplicable, con un profundo sentimiento de frustración, y con un cuestionamiento que le invade la cabeza; ¿Será sólo un año más?
 
Fernando Julien