La vieja y vanagloriada imagen que se tenía de los directores técnicos en el futbol inglés, quienes duraban décadas en el banquillo y tenían todo el derecho para hacer y deshacer cuanto quisieran, parece ser un vago recuerdo.
El retiro de Sir Alex Ferguson -en 2013- parece haber marcado la extinción del puesto de manager que caracterizaba a la mayoría de directores técnicos que dirigían a equipos ingleses. Muestra clara de ello es el título y tema del presente texto.
Para más mal que bien, el futbol inglés parece haber sido impregnado por los nauseabundos olores de Europa y -¡peor aún!- de Occidente, los cuales dictan que un director técnico es la primera pieza que debe removerse cuando las cosas no marchan bien en un equipo.
Sin embargo, y a pesar de que tanto Chelsea -dirigido por el italiano Antonio Conte- como Arsenal -dirigido por el francés Arsene Wenger- atraviesan una de mediocre a mala campaña, los contextos son diametralmente opuestos.
Mientras que Conte cursa apenas su segunda temporada al frente de los Blues, Wenger es precisamente el último sobreviviente de esa vieja guardia de técnicos que gobernaban el banquillo de equipos ingleses cual si fueran verdaderos reyes en su trono.

Diferencias y desencuentros

El título de Premier League obtenido por el Chelsea de Conte la temporada pasada se obtuvo en gran medida porque sus principales competidores se encontraban en una época de cambio. Salvo el Arsenal y el Tottenham, el resto de contendientes experimentaron la llegada de fuertes modificaciones.
Liverpool -con la llegada de Jürgen Klopp- y los dos equipos de Manchester (United con la llegada de Mourinho y City con el arribo de Guardiola), vivieron una temporada de transición.
Cierto es que Conte también tomó las riendas de los Blues al mismo tiempo, sin embargo, su conjunto fue el que menos cambios en la plantilla experimentó. Su base quedó casi intacta. En contraparte, los otros equipos cambiaron un mayor porcentaje de sus nombres en el once inicial, así como en su forma de juego.
Conte es un buen técnico, de eso no hay duda. No obstante, el Chelsea parece estarle quedando grande esta temporada, al estar posicionado en el quinto lugar de la Premier, a 25 puntos del líder.
A las nulas posibilidades de refrendar el título a falta de tantas jornadas, se le suman los diversos desencuentros que ha tenido el técnico italiano con jugadores del plantel. David Luiz, Diego Costa (quien incluso salió del equipo), y más recientemente Eden Hazard y Álvaro Morata han tenido desencuentros con Conte.
Sin embargo, el más importante choque parece haber sido con Roman Abramovich, el dueño del club, ni más ni menos. ¿El motivo? La falta de fichajes, según el técnico italiano. “Desde verano el club ha decidido sobre cada jugador. Seguro que yo no tengo un gran impacto en el mercado de fichajes”, externó Conte el pasado mes de enero.
Esta serie de conflictos, aunado al bajo rendimiento, parecen vaticinar que el italiano no seguirá dirigiendo al cuadro londinense la siguiente temporada, y difícilmente terminará la presente.

Prolongada despedida

Por su parte, el crédito de Arsene Wenger como mandamás de los Gunners parece haber terminado desde hace un par de años. Al menos así lo ha hecho sentir la afición.
Pese a -aparentemente- contar con el respaldo de la directiva, el puesto de Wenger está más en duda que nunca antes.
Con casi 22 años en el puesto (desde el 1 de octubre de 1996), los éxitos de Le Professeur han venido a menos. De haber alcanzado un un título de liga de manera invicta (temporada 2003-04), o rozar la gloria europea en la temporada 2005-06, recientemente los Cañoneros se han tenido que conformar con destacar en las copas locales, teniendo un rendimiento que ha dejado mucho que desear tanto en la liga como en la Champions.
Eliminado de la FA Cup por el Nottingham Forest de la segunda división, derrotado en la final de la Copa de la Liga ante el Manchester City y ubicado en el sexto lugar de la Premier -a 13 puntos de zona de Champions- el Arsenal vive su peor temporada en la era Wenger.
Motivos más que suficientes para plantearse seriamente la continuidad del estratega galo. Es más, en caso de caer eliminado en octavos de final de la Europa League contra el Milan, Wenger podría -¿o debería?- ser destituido antes de que termine la temporada.
“Quiero ver qué piensa la junta directiva de mi rendimiento. Después ya decidiremos qué hacemos”, ha mencionado el técnico francés. “Pase lo que pase en el futuro, lo que está claro es que siempre amaré este club y que siempre seré un aficionado más”, declaró.

¿Quién se va primero?

Tratando de hablar lo más objetivamente que permite este juego, que a veces -la mayoría de hecho- suele ser tan subjetivo, considero que ninguno de los dos debería seguir en su puesto para la siguiente temporada.
Por un lado, Wenger desde hace un par de años ya no tiene mérito alguno como para seguir dirigiendo al Arsenal. Vive de sus glorias pasadas (desde 2004 que no gana algo importante).
Por su parte, Conte lleva muy poco tiempo al frente del Chelsea, pero en ese breve lapso ya se ha peleado con medio mundo, tanto dentro como fuera del club, por lo que no se augura un buen futuro en dicha relación.
Veo más probable que sea el italiano quien termine por abandonar Londres primero, pues el respeto de la dirigencia Gunner hacia Arsene Wenger impedirá que lo echen antes de que termine la temporada, e incluso no sería descabellado que le dieran las gracias hasta que finalice su contrato (en 2019).