El viernes se hizo oficial lo que ya se había comentado desde días atrás: el yunquista Francisco Gabriel de Anda llega a Chivas en calidad de Director Deportivo.
Matías Almeyda fue claro: quería al papá de uno de sus jugadores de la Sub-20, Benjamín Galindo, en calidad de asesor, para no tener ningún jefe, cosa que no ocurrió.
¿Por qué llega Francisco Gabriel de Anda a Chivas y cuáles son las posibles consecuencias que vislumbra este redactor? Vayamos al análisis frío y sin correcciones políticas, ¡ojo, no es un tema menor!

Chivas, ¿el nuevo Cruz Azul de la Liga MX?

Hay algo que me da mucho miedo: la cercanía entre este nuevo directivo y el más grande mito del fútbol mexicano: Carlos Martínez Hurtado, con quien el mismo De Anda ha declarado tener relación.
Este espanto no es nuevo. Hace un año el poderoso crack: Ignacio “El Fantasma” Suárez, reveló audios donde presuntamente Hurtado habla de su injerencia en la llegada de Matías Almeyda a Chivas, debido a su cercanía con Jorge Vergara.
¿Sabían que Rafael Baca estuvo a punto de llegar a Chivas a cambio de Isaac Brizuela? ¡Se imaginan semejante trueque! Afortunadamente esto no ocurrió porque Tomás Boy no quiso, ¿pero por qué Chivas no dijo ni pío (o berreó)?
¿Qué se puede esperar la soberana Nación Chiva ahora con toda la granja de Hurtado completamente inmiscuida en las entrañas del Rebaño Sagrado? Bueno, hay que tragar saliva y voltear a ver los últimos 20 años de Cruz Azul para darnos una idea.

El organigrama está chueco

El mismo Gabriel de Anda se llenó varias veces la boca en “la mesa más poderosa del fútbol mexicano” diciendo que en todos los equipos debe haber un orden descendente.
La estructura ideal de un equipo (según los de la mesa) es iniciar por el presidente, quien elegirá al director deportivo, que a su vez designará al director técnico y culminará con la plantilla de jugadores.
¿Por qué ahora acepta un trabajo donde ya hay un director técnico? Esto genera un problema estructural que en vez de arreglar la situación puede empeorar el ya de por sí fracturado organigrama que tiene Chivas.
De Anda apuesta a la concordia, a generar un diálogo dentro del equipo para que no haya problemas organizacionales. Pero lo que empieza mal, acaba como en las últimas dos décadas de Cruz Azul.

Sacar a Almeyda, ¿el verdadero objetivo?

Algo queda claro: al Pastor de Pastores se le descarrió el rebaño. Los constantes problemas de indisciplina han sido uno de los principales problemas que ha tenido el equipo y que se han reflejado en malos resultados.
Jorge Vergara se dio cuenta que Matías Almeyda ya no podía con el paquete y, como el dueño que es, tomó la decisión de traer alguien que le eche la mano a vigilar el rebaño.
La permanencia de Matías Almeyda estaba muy alimentada por el hecho de que él mismo tenía las riendas del equipo; ahora que hay alguien encima de él, sus posibilidades de seguir siendo el Pastor de Pastores se han reducido considerablemente.
El hecho de que Vergara haya traído a De Anda y no a Benjamín Galindo (como lo quería Almeyda) expresa algo muy claro: “Matías, tú ya no tienes el mismo poder de antes”. Ya sea de buena o mala voluntad, la jerarquía que tenía “El Pelado” ha venido a menos.

Entonces, ¿qué pueden esperar los Chivahermanos?

Lanzo una plegaria al cielo para que esto no sea el inicio de una era en donde las Chivas provoquen vergüenza y se conviertan en el nuevo patiño de la liga.
Si bien el equipo ha vivido de un lejano mito construido en los 50 y 60, gracias al Campeonísimo, jamás ha provocado lástima. Esto puede cambiar.
La conclusión por parte de este redactor es clara: la llegada de Gabriel de Anda no es buena; asusta más que ilusionar por la forma en la que ese chivito quedará en el precipicio delante de un tóxico señor Hurtado.
La cercanía de Francisco Gabriel con ese promotor hace pensar que se avecina la “cruzazulización” de Chivas, llenándose de petardos (todavía peores) basados en una lógica de mercado de piernas, no de rendimiento deportivo.