Siento que este lunes está en el limbo, ya que no se ha terminado de ir el ambiente de la temporada de clubes que ha terminado, pero tampoco tenemos tan encima el olor a Rusia 2018, así que nos toca dar el cerrojazo final y prepararnos para subirnos al tren mundialista.
Aún con la imagen del Tricampeón reinante en la mente, vámonos con el repaso de lo bueno, lo malo y lo feo de la temporada de Champions League 2017-2018.

Lo bueno: Hegemonía merengue

Ya sé que no es precisamente bueno para todos -saludos culés- pero da gusto ver el premio a la continuidad, una palabra que, bajo el mando de Florentino Pérez parecía no tener significado, pero ante números tan demoledores como el obtener 4 Champions League en 5 temporadas, ni cómo decirle a Zinedine Zidane que no está haciendo un buen trabajo.
Parafraseando a Cristiano Ronaldo, la Champions debería cambiar de nombre, y no precisamente a CR7, sino a «La Casa Merengue» porque simplemente nadie ha sabido vencer a correoso cuadro madrileño que despachó a todos los campeones que le pusieron enfrente y se encargó de dejar en el piso al equipo de moda.
Le pese a quien le pese, El Real Madrid sigue siendo vigente, y mientras nadie haga nada, seguirá alejándose en cuanto a trofeos se refiere.

Lo malo: Salah y el Liverpool en blanco

Lo del Liverpool era un cuento de hadas, habían tenido una gran temporada, volviéndose símbolo de espectáculo, de buen futbol, y encumbrando a uno de los mejores jugadores de la temporada, Mohamed Salah. Pero la vida se encargó nuevamente de dejarnos claro que los cuentos se quedan en la ficción; pero caray, oye vida, tampoco te ensañes.
Tras la final, Liverpool se quedó en silencio, sin títulos, con una nueva final perdida para Jürgen Klopp, y con el futuro incierto de su estrella Salah, que podría perderse la Copa del Mundo. Circunstancias suficientes para desplomar el espíritu de cualquiera… es rudo pensar que todo ese esfuerzo sirvió para nada.
Ahh y se me olvidaba, otro que debe vivir con los demonios de aquella noche, el pobre Karius y sus errores trascendentales, pero creo que ya ha sufrido suficiente castigo, ya no le demos de patadas al muerto.

Lo feo: Dudas arbitrales.

Para que nadie se enchile, hay que recordar que esto es un repaso general de la temporada, no de la final, aunque sí tuvo sus detallitos, y no me puedo ir en paz sin hacer hincapié en lo peor que nos dejó la temporada, y no puede ser otra cosa que el escandaloso comportamiento de los colegiados. De hecho, los dos finalistas se vieron involucrados en situaciones ridículas en etapas previas que terminaron por afectar el resultado final de sus partidos. Y es que esto ya no se trata de playeras, se trata de justicia, y mientras nuestro futbol no sea legal, se prestará para todo tipo de especulaciones.
La verdad es que el arbitraje en «la mejor liga del mundo» ha tocado fondo… bueno, eso espero, sino, ¿a dónde vamos a parar?