El ídolo que no llega

article-2653332-0F79C42300000578-150_634x435«Andate a hacer goles a tu liga, que acá no pescás ni un resfriado» y otros tuits se pudieron leer una vez concluida la copa del mundo. Todas en relación a Messi, a su desconexión con el semblante del dolor y su autoflagelación, normal en todo futbolista que pierde una final en un escenario lleno de dramatismo, donde los actores suelen expresar sus emociones. No así Messi, él suele guardarlo y no demostrarlo, no transmitirlo. Esto se puede confundir, puede hacer creer que Lio es un «pecho frío», una persona que no siente la camiseta, pues al ser el deportista un conquistador de glorias, una vez conseguida y verla perdida, las lágrimas salen y las emociones están a flor de piel.
BqSKRfoCEAEX_A0Lionel Messi quiere a la Argentina, pero a veces a la Argentina se le ha olvidado querer a Messi. No ha logrado lo que Maradona, no ha logrado lo que muchos esperaban que se pudiera dar una vez más. El máximo símbolo del fútbol internacional, el de las portadas de videojuegos, el que aparece semana a semana en todos los diarios, al que todo mundo quiere saludar, al que los niños se acercan, pues sienten ese lazo de ídolo, de ejemplo y de vez en cuando, se suelen llevar una decepción descomunal, pues Messi no es para nada el tipo más emocional del mundo. No sabemos y tal vez, nunca sabemos a qué se deba, pero sin duda debemos disfrutar de lo que nos regala cuando está en su mundo, sobre el pasto y con el balón en sus pies.
¡Grande Messi!