Henos aquí una vez más. Tenemos Serie Mundial y eso es motivo de fiesta.

Por la liga Americana Boston Red Sox desató todo su poder en el mejor momento, y dieron cuenta de Houston Astros en una Serie más competida de lo que dice el récord.

Por la Nacional, Dodgers tuvo que emplear a fondo todas sus herramientas para vencer a unos Milwaukee Brewers que estuvieron a nada de darles un susto.

Red Sox, Dodgers. Dos Dinastías; una estupenda Serie Mundial que no se había dado desde hace más de cien años.

¿Qué nos espera? ¿Son conjuntos similares o hay clara ventaja para alguno? ¿Se define todo hasta un séptimo duelo? ¿Posibilidades de barrida? Vamos.

BOSTON RED SOX.

Si había un equipo en la Americana capaz de eliminar al campeón, era Red Sox. Si había dudas, han quedado ya todas despejadas. El récord de 108 victorias no es ninguna casualidad; Boston fue el mejor equipo de toda la temporada y parte como tal en esta Serie Mundial 2018.

Rotación.

A excepción de Chris Sale, había varias interrogantes alrededor de la rotación de Boston. Y es que no sólo Astros les sacaba ventaja en ese rubro, sino que sus bats representaban una prueba de fuego. El béisbol, impredecible y mágico como es, quiso que los héroes fueran otros. Por un lado Nathan Eovaldi, quien sigue siendo ese as bajo la manga, y por otro David Price, el pítcher que más desconfianza despertaba y quien terminó ganando el juego más importante.

¿Veremos más de eso? Muy probable.

Sale está pautado para abrir el juego inaugural. Más allá de su efectividad de 3.48 esta postemporada, lo que preocupa es que viene saliendo de una enfermedad estomacal que lo marginó del ultimo juego de la ALCS. Tuvo un gran descanso, sí, pero su ritmo está por verse.

Detrás de él hay expectación por Price. ¿Qué versión de él veremos en el segundo duelo? ¿La que lanzó seis innings sin daño ante Astros? ¿o la que duró apenas un tercio y fue tundido por Yankees en los divisionales? Independientemente del resultado del juego 1, aquí será dónde se defina buena parte del rumbo de esta Serie Mundial.

En cuanto al resto, Rick Porcello es, al parecer, una buena garantía de mantener a Dodgers a raya y lo mismo va para Eovaldi, quien más que abridor es una pieza que Cora ha empleado en cualquier inning.

Bullpen.

Hagamos a un lado nombres, para Alex Cora el bullpen es un departamento donde hasta Chris Sale tiene cabida. Claro, hay roles clave como el de Craig Kimbrel, quien de cerrador intratable ha pasado a convertirse en un volado. O Joe Kelly, quien en una buena salida puede dar hasta cuatro innings en blanco, pero la cuestión se enfoca en lo que tenga que enfrentar. Es decir, marcador, bateador, etc.

¿Se integrará de última hora Steven Wright? Aun es duda, pero tampoco es como que les haga falta otro derecho.

Bateo.

El equipo más poderoso de la temporada, no hay más. Lo decían los números y lo confirmó la serie de Campeonato. Si Boston desmanteló a Astros en 5 juegos fue en buena medida gracias a un bateo donde el orden no importa. Es decir, aquí cualquier se embasa, pega de hit o la saca del parque si así lo ordena el Manager.

Como suele suceder en estas instancias, siempre hay un hombre clave que emerge del casi anonimato para ser la diferencia. En este caso se trata de Jackie Bradley Jr, quien de haber pegado apenas 13 homeruns en temporada, ahora lleva unos playoffs de 2 vuela cercas y 9 impulsadas. Ese es el bat a cuidar cuando Roberts empleé a un relevo no del todo confiable.

Ahora, no podemos dejar de mencionar a Steve Pearce, J.D Martínez, Brock Holt y Mookie Betts, quienes han respondido con su guante pero también cuando se paran en la caja de bateo.

Factor clave.

El comando de todo el staff de pitcheo. Desde que inicio la postemporada, Red Sox ha visto disminuido drasticamente su promedio de strike outs. Si no pesó tanto en la ALCS fue porque Astros se cansó de dejar hombres en base y también por jugadas defensivas de lujo. Y ojo: Dodgers es el equipo con mejor promedio de embasado. Ello es muy claro cuando uno ve a tipos como Max Muncy o Cody Bellinger, muy pacientes y siempre esperando su pitcheo. ¿Retarlos con la recta? No precisamente la especialidad de la casa. Qué gran duelo nos espera.

L.A. DODGERS.

Una vez más Dodgers tiene frente a si la oportunidad de conseguir el ansiado campeonato de esta era. Lamentablemente no se ven como el equipo más completo, pero tienen el momento y la mística, y a veces en el baseball eso es suficiente.

Rotación.

Cuando más creíamos que Clayton Kershaw por fin había dejado atrás los fantasmas de postemporada, reapareció ese que permitió cinco carreras en tres episodios contra Brewers. Sí, cerró la serie, pero la verdad es que el rival ya estaba en la lona. Es turno pues de reivindicarse en una catedral en la que jamás le ha tocado abrir, como es el Fenway Park, y frente a un line up letal. Es ahora o nunca para este histórico.

Si bien es un hecho que con Kershaw se define el rumbo, también lo es que Dave Roberts ha encontrado en el joven Walker Buehler un brazo que no se amilana en grandes escenarios, así como a un Ryu en formidable momento. Es decir, hay un buen respaldo y a ello debemos sumar la importancia del zurdo Rich Hill. No duden que incluso lo administre para lanzar de relevo o situaciones especiales.

Bullpen.

No han hecho tanto ruido durante postemporada, pero hay que ver los números de Alex Wood, Kenta Maeda, Ryan Madson y Kenley Jansen (los notables) para entender la importancia de su labor: 7 ganados, 1.30 de efectividad y tres salvamentos en 11 juegos.

Roberts tiene a su disposición experiencia y temple, quizás más que el año anterior y contra un rival muy similar a los Astros versión 2017. ¿La duda? Julio Urias. Queda claro que Roberts no lo puede usar en situaciones críticas, pero de ser así, habrá mucho en juego. Vamos, si Brewers le adivinó varias, Red Sox es una dosis doble de ese peligro.

Bateo.

Oportuno. Muy oportuno. No hay mejor adjetivo para describir la labor de Dodgers frente a Brewers. Cuando los de Milwaukee tenían ventaja, cuando tenían el momento, o cuando parecía que despertaban o ganaban, siempre hubo un bat que aguaba la fiesta. Llámese Manny Machado y su inesperado toque, Bellinger volándose la cerca a placer, Puig y su talento, o Justin Turner siendo Justin Turner. Los angelinos tienen paciencia, experiencia y no se desalientan con un marcador adverso.

Si tienen chance llevar a Red Sox hasta un séptimo juego, será por esta vía. Boston no tiene un Hader y ya mencionamos que han perdido un poco de comando en la zona de strike. Donde esto se convierta en retar velocidad contra poder, he ahí una ventaja que jugadores como Turner deben aprovechar sí o sí.

Factor Clave.

Aprovechar la localía. Una vez que la serie se traslade a Dodger Stadium, Red Sox deberá jugar sin la posición de bateador designado y ello representa un buen reto para Alex Cora. ¿A quién va a sentar? ¿Que posiciones serán las sacrificadas? ¿Cómo moverá su outfield y bases?

Y es que, jugando aquí un poco a adivinar, se antoja imposible que quiera prescindir de un bat como JD Martínez, lo que obligaría a una serie de movimientos donde los sacrificados podrían ser Benintendi o Bradley Jr, en caso de que Betts no pueda con la segunda base… ¿Dejar fuera al tipo que remolcó 9 carreras? ¿Mover de su posición natural al guante de esa atrapada clave cuando Astros tenía casa llena? Uff, vaya ajedrez a favor de Dodgers. Roberts está obligado a sacar resultados aquí.

Nota extra.

Si el ALCS tenía la característica de enfrentar a Cora contra su ex «maestro» Hinch, la Serie Mundial ahora lo pone frente a un viejo amigo de equipo como es Dave Roberts, pues ambos fueron compañeros en Dodgers

El dato no nos dice mucho, pero sí le pone un ingrediente extra a la hora de las estrategias. ¿Qué tanto se conocen en cuanto filosofía? ¿Qué tanto importarán los cambios que hace uno y otro? Más allá de las matemáticas y parados defensivos, ¿cómo irán tomando decisiones? Cómo competirán. Al tiempo.

Pronóstico Gurú.

Esta Serie me recuerda a la que sostuvieron Tigers y Cardinals en el 2006. Los de Detroit llegaban con un equipo poderoso, barriendo rivales y sin aparente debilidad; los de San Luis impulsados por una buena racha y el peso de su nombre. Incluso la figura de Chris Sale es un símil de lo que era Verlander para Tigers en ese año.

Todas las apuestas estaban con los de la Americana… pero San Luis los despachó en cinco juegos.

Esto no significa que la historia deba repetirse. El baseball, de hecho, ya se juega diferente. Y Boston tiene un músculo sin comparación que ya los ubica entre uno de los mejores rosters que han tenido en la historia.

Dodgers por su parte juega contra un rival extra cancha: la presión. La presión de ser un grande que no gana algo desde 1988, y también de darle a Kershaw el pedigrí de campeón que merece.

¿Pueden contra eso? Vayamos contra el pronóstico pues y digamos que sí: Dodgers en 6.