La llegada del mes de junio nos trae las finales de la NBA. En el primer día del sexto mes del año se llevará a cabo el primer partido de las Finales entre los Cavs y los Warriors, la primera vez que se repite un duelo, para decidir al campeón de la NBA, por tercer año consecutivo.

Y es que con el armado de los «súper equipos», que arrancó por allá del 2008 con los Boston Celtics, era inevitable que esto iba a pasar y 1 o 2 equipos iban a acaparar el escenario de la liga. Que 2 o 3 equipos dominen una determinada época es, hasta cierto punto, normal en la NBA. Los Celtics, Lakers y Pistons en los ochentas, los Bulls en los noventas, junto a los Rockets. En el inicio de este siglo fueron los Lakers y Spurs. Más recientemente el Miami Heat, o cualquier equipo en dónde esté LeBron. Lo que no es muy común es que los jugadores en su prime abandonen el barco y vayan con tanta facilidad a otro lado con súper estrellas, también en su prime, para armar equipazos y tomar la vía corta.

Esa fue la historia toda la temporada con Kevin Durant. El egresado de la universidad de Texas no solamente pasó a un equipo que la temporada pasada ganó 73 partidos, si no que dejó a una súper estrella como Russell Westbrook en OKC y se unió al cuadro con el que perdió las Finales de la Conferencia, habiendo estado arriba 3-1.

La pregunta es sí Durant hará valer toda esa polémica con un campeonato de NBA que se le ha negado. También, sí LeBron da un paso más en la búsqueda del legado de Michael. En los próximos 15 días tendremos esas respuestas.