Auto-debacle.

El 50% de la culpa se la adjudicamos a los propios futbolistas. La fama les llega a temprana edad, en la cual es más fácil perder el piso. Se empiezan a marear al verse en los medios de comunicación. El dinero muchas veces lleva al ocio, el cual te puede conducir a vicios como fiestas, alcohol, mujeres… por lo que dejan el futbol de lado, destinando su energía y piernas en otras actividades.

INMADUREZ. Piensan que por su nombre van a tener minutos asegurados y piden trato de estrella mundial.

INMADUREZ. Piensan que por su nombre van a tener minutos asegurados y piden trato de estrella mundial.

Y aunque es su responsabilidad, debemos de mejorar como cultura en general. Crear personas íntegras que mantengan la humildad, el deseo de superación constante (no conformismo), empatía y demás valores que conlleva a ser mejores profesionales.