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Los equipos mexicanos han ejercido un dominio absoluto en la CONCACAF durante la última década. Desde el 2005, cuando el Saprissa de Costa Rica ganó el torneo continental, ningún otro club ha roto con la hegemonía azteca. Ese mismo año, la Copa Intercontinental fue reemplazada oficialmente por el Mundial de Clubes, donde el Saprissa fue el último representante de la zona sin tintes tricolor.

Culminada la participación del América en la edición de este año, ya son 10 Mundialitos consecutivos jugados por equipos mexicanos, con resultados pocos decorosos: solamente en 5 ocasiones se ha avanzado a semifinales, fase que no se ha logrado superar, cayendo en 4 ediciones contra el campeón europeo y otra contra el campeón sudamericano.

Si bien, es comprensible que el tope de los mexicanos esté en semifinales, donde generalmente enfrentan equipos europeos, también es preocupante que en la mitad de las participaciones se hayan quedado en el primer partido, ante rivales de Túnez, Marruecos, China, etc; de ligas presumiblemente inferiores. ¿Por qué los equipos mexicanos no pueden con el Mundial de Clubes? Aquí lo analizamos: