La gran promesa británica

Hablar de Lewis Hamilton es hablar de un piloto que ha sido la gran esperanza británica desde muy temprana edad, pues firmó un contrato con McLaren a los doce años de edad. Ron Dennis fue su padrino y quien fue guiando sus pasos hacia su debut en la máxima categoría en 2007.

Cuando Lewis llegó a la F1, Damon Hill era el último campeón británico de la categoría y lo hizo en 1996. Al arrancar su carrera en F1 en el Gran Premio en Australia de 2007, debía cargar con toda la presión de ser esa nueva esperanza británica de éxito…y no decepcionó. Lewis se subió al podio en sus primeras nueva carreras, su primer victoria llegó en la sexta fecha, Canadá, y llegó a la última carrera, en Interlagos, con posibilidades de ganar el mundial, pero no fue así y se tuvo que conformar con el subcampeonato del mundo, nada mal para un joven debutante.

En su segundo año la suerte estuvo con él y, aunque su rendimiento no fue tan convincente como en el año anterior, hizo méritos suficientes y en la última carrera superó por un punto a Felipe Massa y se convirtió en el campeón del mundo más joven de la historia con 23 años, 9 meses y 26 días (Vettel le rompería la marca un par de años después).