PRESIÓN SOBRE ROYALS.

Tan subjetivo como podrá sonar, hay que tomar en cuenta este aspecto. ¿Quién llega más presionado a esta Serie? ¿Unos Royals que repiten y buscan redimirse ante su público? ¿O unos Mets a los que siempre dieron por eliminados y que derrotaron a dos equipos muy fuertes de su liga?.

Exceptuando el pitcheo, pareciera que Royals es un mejor equipo línea por línea, pero a pesar de esa “ventaja” saben que volver aquí una tercera vez consecutiva sería una misión complicadísima. Traducción: esta final se siente como un ahora o nunca para Kansas City. Y dicha presión ha sido notoria.

Mientras Mets llegó a esta instancia sin aparentes «contratiempos», Royals tuvo una postemporada fuerte en la que incluso estuvieron a seis outs de ser eliminados por Astros y donde un error de Carlos Correa abrió una ventana de vida que no desaprovecharon. Misma situación ante Toronto, donde de tener una holgada ventaja de 2-0 se fueron hasta un sexto juego en el cual un cerrador seguro como Davis titubeó dejando el empate en tercera sin outs aunque al final sacó el juego con un poco de colaboración del mal bateo de Toronto.

Muchos podrán decir que más que presión, esto demuestra el carácter de Kansas City, y se concede, pero ninguno de los equipos que habían enfrentado atravesaba un momento como el de Mets ni contaba con una rotación tan sólida. El mismo Collins se ha visto más relajado en estas circunstancias declarando “entre líneas” una derrota presupuestada en Kansas mientras Yost sólo ha alabado el juego de NY, lo que nos habla de la forma como ambos están abordando el primer juego.

La experiencia es clave, pero también las rachas y las formas, y estos Mets en verdad se ven intratables. Sea como sea, nos espera una gran Serie Mundial. Un duelo de poder a poder que difícilmente se decidirá en únicamente cuatro juegos.