La derrota por 2-1 ante el Astana en la Europa League es un reflejo del pobre desempeño que ha tenido el Manchester United esta temporada.
El de Solskjaer es un equipo que no garantiza un rendimiento mínimo cada partido. La goleada al Chelsea a inicios de la campaña solo sirvió para dar falsas esperanzas a los fans. Siendo la imagen mostrada durante ese encuentro un mero espejismo.
El desempeño mostrado ante equipos como el Astana es el más fiel reflejo de la actualidad de los Red Devils.
Si bien cuando Solskjaer tomó las riendas del equipo se mostró una versión más fresca y dinámica, dicha versión no se ha consolidado con el pasar de los partidos.
Pese a ello, el noruego sigue teniendo el respaldo de los directivos. Sin embargo, los seguidores poco a poco comienzan a darse cuenta que su continuidad quizá no traiga consigo esos tan esperados triunfos de antaño.

Peor United en décadas

En la directiva del club, son pocos los que cuestionan la continuidad de Ole como timonel del primer equipo. Incluso él mismo no ve su puesto en riesgo. “No me preocupa en absoluto. Tengo el mejor trabajo del mundo”, declaró ‘Solski’ en respuesta a si se sentía amenazado por el hecho de que el nombre de Mauricio Pochettino esté siendo relacionado con el conjunto de Old Trafford.
Lo cierto es que bajo el pretexto -en parte necesidad, en parte necedad- de apostar por jugadores jóvenes, el crédito del técnico noruego parece no estar cerca de terminarse, pese a los malos resultados.
Los números indican que Solskjaer dirige a uno de los peores Manchester United de la historia.
La derrota ante el Bournemouth, a principios de noviembre, llevaron al club a tener su peor arranque de liga de los últimos 33 años. El United no tenía un balance tan malo en los primeros encuentros del campeonato doméstico desde la temporada 1986-87.
A Mourinho lo echaron teniendo unos números mejores, y con un par de títulos en el bolsillo (Europa League y Community Shield), entonces, ¿por qué el puesto del noruego luce tan seguro?
En parte por la visión romántica de «darle oportunidad a los jóvenes» –Mou nunca se ha caracterizado por apostar por los talentos en ciernes- y en parte porque Ole dista mucho de ser tan ‘incómodo' para la directiva como el luso sí lo era.
“Es doloroso para mí. Intento mirar pero me pone muy triste. Es muy difícil ver las derrotas”, compartió recientemente el ecuatoriano Antonio Valencia, quien jugó 10 años en el club. Su sentir es compartido por el de millones de seguidores en todo el mundo.

Modo de trabajar anticuado

Los números, las sensaciones y la lógica indican que Solskjaer no ha dado la talla necesaria para dirigir al primer equipo del Manchester United.
Sin embargo, echarlo a mitad de la temporada no solucionaría nada. Lo ideal sería dejarlo terminar la campaña, pero empezar a gestionar desde ahora el próximo ciclo.
Será imposible que los Red Devils encuentren un nuevo Sir Alex Ferguson. Sin embargo, sí pueden encontrar gestiones que sean igual de exitosas, siempre y cuando no recaigan en un solo hombre.
El ejemplo a seguir lo está dando su máximo rival: el Liverpool. El excelente rendimiento del actual líder de la Premier no es obra exclusiva de Jürgen Klopp. Si bien el alemán es la cara visible, el proyecto de los Reds viene trabajándose desde hace más de 4 años, cuando los propietarios empezaron a conformar toda una unidad de análisis y estadística.
Esta unidad, avalada por el mismo Klopp, está compuesta por profesionales en diversos ámbitos: desde ojeadores de talento, pasando por analistas de datos, hasta entrenadores especializados para trabajar saques de banda.
Comparado con Liverpool, la forma de trabajar de clubes como Manchester United se ha quedado obsoleta. Si bien el camino que le espera por recorrer es largo, Solskjaer no es un adecuado primer paso, al menos no como entrenador del primer equipo.
El noruego ha demostrado tener buen ojo para desarrollar talentos jóvenes, por lo que perfectamente podría encajar como un engranaje más de un equipo de trabajo, ya sea como coordinador de fuerzas básicas o un puesto similar, dejando el puesto de entrenador principal a una persona con mayor experiencia.