1. América 3-1 Chivas

10 de junio de 1984.
claaaasico

El clásico perfecto. América y Chivas se encontrarían en la final del torneo 84, justamente un año después de que Guadalajara goleara 0-3 a las águilas, eliminándolas y creando la pelea del siglo. Este juego servía como revancha para muchos aficionados y jugadores azulcremas.

En la ida, Guadalajara rescató el empate a dos milagrosamente, la mesa estaba puesta para que la vuelta fuera un partidazo en el Coloso de Santa Úrsula. El juego no defraudó, fue un ida y vuelta impresionante, que no empezó muy bien para lo de Coapa, pues les expulsaron muy temprano a Armando Manzo, América tenía casi todo el partido por delante, el global empatado y un hombre menos. Por si esto fuera poco, minutos después, Chivas consiguió un penal por un derribo en el área, todo parecía perdido para los de Coapa.

Ese mismo día, surgió la leyenda de Héctor Miguel Zelada, quien pasó de villano a héroe al atajarle el penal (que él había provocado) a Eduardo Cisneros, deteniendo un gol que pudo haber terminado con todas las esperanzas azulcremas. Esa atajada fue el golpe anímico que necesitaba América y que tumbó a Chivas, pues en la segunda parte no hubo oposición alguna. Primero fue Eduardo Bacas, quien cruzaba al arquero rojiblanco, diez minutos después, apareció «El Capitán Furia» Alfredo Tena para sellar el campeonato. Los sustos no pararon ahí, pues al 85′, el árbitro marcó otro penal a favor de Chivas y Fernado Quirarte no perdonó, se venían cinco minutos de alarido. Pero fue al minuto 90 cuando Javier Aguirre decidió poner las cosas en su lugar y anotó el 3-1, dándole la octava estrella al América, pero sobre todo, su deseada revancha.

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